domingo, 17 de octubre de 2010

Reflexion La Silla


La Silla
La hija de un hombre le pidió al sacerdote que fuera a su casa a hacer
una oración para su padre que estaba muy enfermo.
Cuando el sacerdote llego a la habitación del enfermo,
 encontró a este hombre en su cama con la cabeza alzada por un par de almohadas.
Había una silla al lado de su cama, por lo que el sacerdote pensó
que el hombre sabía que vendría a verlo ;
 "Supongo que me estaba esperando", le dijo.
 "No, quien es usted?", dijo el hombre.
 "Soy el sacerdote que su hija llamó para que orase con usted;
 cuando ví la silla vacía al lado de su cama supuse que usted sabía
que yo vendría a visitarlo".
 "Ah si, la Silla",  dijo el hombre enfermo,  le importa cerrar la puerta?" .
El sacerdote sorprendido la cerró.
"Nunca le he dicho esto a nadie, pero toda mi vida la he pasado sin saber
 cómo orar. Cuando he estado en la Iglesia he escuchado siempre al
respecto de la oración, que se debe orar y los beneficios  que trae, ...,
 pero siempre esto de las oraciones me entró  por un oído y me salió por el
otro, pues no tengo idea de  cómo hacerlo.
-Entonces hace mucho tiempo abandoné por completo  la oración."
Esto ha sido así en mí hasta hace unos cuatro años, cuando conversando
con mi mejor amigo me dijo: José,  esto de la oración es simplemente tener
una conversación con Jesús. así es como te sugiero que lo hagas:
te sientas en una silla y colocas otra silla vacía enfrente  tuyo, luego
 con fe miras a Jesús sentado delante de tí.   No es algo  alocado el hacerlo
pues El nos dijo:  "Yo estaré siempre con  vosotros". -
Por lo tanto, le hablas y lo escuchas, de la misma manera como lo estás haciendo
 conmigo ahora".-
 "Es así que  lo hice una vez y me gustó tanto que lo he seguido haciendo unas dos
 horas diarias desde entonces". Siempre tengo mucho cuidado que no me vaya a ver mi hija....
 pues me internaría de inmediato en el manicomio."
El sacerdote sintió una  gran emoción al escuchar esto y le dijo a
José que era muy bueno  lo
 que había estado haciendo, y que no dejara de hacerlo.
Luego hizo una oración con él, le extendió una bendición y se fue a su parroquia.


Dos días después,  la hija de José llamó al sacerdote para decirle que
su padre había fallecido.

El sacerdote le preguntó: "Falleció en Paz ? "


"Sí, cuando salí de la casa a eso de las dos de la tarde me
 llamó y fui a verlo a su cama, me dijo lo mucho que me quería y me dio un beso."

"Cuando regresé de hacer compras una hora más tarde ya lo encontré muerto."
"Pero hay algo extraño al respecto de su muerte, pues aparentemente justo
antes de morir se acercó a la silla que estaba al lado de su cama y  recostó
su cabeza en ella, pues así lo encontré. -Qué cree usted que pueda significar esto?"
 El sacerdote se secó las lagrimas de emoción y le respondió: "Ojalá que todos
nos pudiésemos ir de esa manera..."

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